Abriendo ventanas, aunque eso implique quebrar los vidrios.
En cuclillas
La vieja de mierda
entumida
un Domingo de invierno
a la espera de un perdón
que le dibuje una sonrisa.
Con los latigazos en la espalda
con el yerro en la vagina
con el diezmo de neo indulgencia
para que le quite la gravilla
la que le endurece la conciencia
pero que disuelve en cada misa.