miércoles, 20 de febrero de 2013

Volví y no es fácil, porque siempre vuelvo y de tantas vueltas me mareo.
Siempre paso aquí, con vergüenza y nostalgia, pero no puedo borrar nada de lo que aquí quedó registrado, esto es una de las pocas cosas que he conservado. Es una de las pocas cosas que guardo de lo que alguna vez fui. Son tantos años en esta plataforma virtual, que es imposible no guardar cariño. Sí, aunque suene imbécil. Este espacio me ha contenido en mis peores momentos, a través de estas letras he hilado todas las historias que hoy me conforman, he hilado y deshilachado amores, desamores... he llenado de vida y muerte este espacio. Y es tan extraño escribir así, desnuda, sin tanta metáfora, sin tanta verborrea. Sin corregir. Aquí estoy, a casi dos años de tu viaje. Aquí estoy, aún de pie, luchando por recuperar cada uno de los espacios que ardieron en el incendio que se transformó tu partida. Porque tu muerte lo quemó todo y a punto de llantos y patadas he tenido que coserme. Injertarme piel, esperar a cicatrizar. Aunque sigo sin entender, pero creo que aprendí a surfear en la incertidumbre. Aprendí a ahogarme sin morir. Pero me cansa intentar entenderlo todo. Me cansa el millón de preguntas que me hago todos los días. Me cansa la lucha diaria de no quedarme sin aire. Me cansa hacer malabares para sobrevivir a este naufragio. Me cansa hilar todos los trozos que siguen desparramados, de convivir con el millón de Cecilias en las que me he transformado. Me cansa tener que ponerlas de acuerdo y bailar en el caos que significa vivirme. Soy un caos y por más que intento ordenarme vuelvo una y mil veces al caos que significa ser yo. Un extraño caos en donde la vida y la muerte terminaron siendo amigas. Un patético caos del cual me siento orgullosa, lo que no quita lo agotada. Pero aquí estoy, a punta de llantos y patadas estoy escribiendo de nuevo. Sola, con mis historias, con mi gente, con los que se fueron, los que se quedaron. Con mis letras y mis canciones. Con mis miedos y esta risa que no se me quita, por mucho que tengas los ojos hinchados. Aquí estoy, tiritando, pero escribiendo, hilando virtualmente los espacios que aquí quedaron flotando. Bailando entre tanta miseria y haciendo un salud mirando al cielo