viernes, 30 de octubre de 2009

Mi país está ad portas del bicentenario. Mi país, en cada actos social-cultura-musical, se llena la boca hablando de valorar nuestras raíces. Mi país tortura a sus mapuches. Mi país llena las calles con carteles eligiendo al quiltro del bicentenario. Mi país tiene sus calles llenas de perros vagos en condiciones paupérrimas. Mi país, como tantos, como este sistema repugnante en sí, está lleno de carencias, indecencia, etc. Pero, llegar al punto de hacer una fiesta por el bicentenario, y exactamente al mismo tiempo, torturar a nuestros (si, digo nuestros) mapuches y tratarlos de terroristas, es demasiado. Un descaro, en donde la palabra asco realmente queda chica.

Y no hablemos desde una tendencia politica,
ni abanderamiento de ningún tipo.
Es sólo sentido común y un mínimo de sensibilidad.
Un mínimo de decencia.
Que verguenza.

lunes, 5 de octubre de 2009

Voy y vuelvo.

Hay tiempos de siembra y cosecha. Digamos que este tiempo literalmente es de cosecha. Por mucho abarcar y poco apretar en veo en la obligación de enfrentar-me y dejar de huir. ¿Huir de qué? Ni yo lo sé. Creo que de los miedos, las frustraciones y un par de capítulos en donde la reconciliación se ha demorado un poco en llegar. Como decía mi película favorita, es hora de llamar a cada cosa por su nombre (y ponerla en su lugar). Como dice la canción, poder decir adiós es crecer. Así que me voy de vacaciones. Me voy a hibernar (no sea porfiado, no es "invernar"). Me voy porque siento la excesiva necesidad de poner las cosas en orden y es necesario formalizar esas ganas, y para mí, esto es "formalizar". Así que en la maleta literaria guardamos las letras necesarias, cerramos los candados correspondientes y sería. Un viaje sin equipaje. Sin despedidas. Sin nada más que unas ganas infinitas de que éste sea el comienzo de tiempos mejores. Hasta una nueva temporada!