lunes, 15 de junio de 2009

(...)


No quiero olvidar, no rehúso a la idea de suprimir todos aquellos capítulos de antaño. Pero necesito, que cada vez que recuerde y escuche aquellas canciones, no sean éstas, la que inunden mis ojos de amargos sentimientos. No. No me resigno a la idea de tener capítulos sellados con candado. Es la hora de enfrentarlos todos. Y si para ello, debo reconocer lo mucho que me duelen ciertos pasajes, lo haré. Y lo reconozco, una y mil veces. Me duele y mucho. Y podría llorar amaneceres completos. Pero si hay algo por lo que lucharé toda mi vida, será por la libertad. En este caso, mi libertad frente a esas canciones, frente a esa imágenes, que al ser parte de mi presente perturban cada rincón de mi existencia. Alguna vez me dije me que muchas veces para impulsar de nuevo el vuelo, hay que caer hondo, hasta lo más hondo, tocar el piso y volver a saltar. Estoy casi en el suelo. Sentada y esperando tranquilizarme. Quizás esta vez tendré que vaciar mis ojos pequeños y enfrentar a lo que tanto rehúso. O lo que sigue hospedado en la habitación de los recuerdos inconcientes. Pero que hoy, son más concientes que nunca. No voy a huir, no voy a correr, no cerraré mis ojos ni esconderé mis manos. Caí, y estando en el suelo podré llorar tranquila. Mirar de frente, romper de una vez por todas, las cadenas que me atan a pasajes que ya no quiero recorrer.