jueves, 16 de septiembre de 2010


Yo no entiendo la ironía de las cosas, y con esto no quiero explicitar que mi afán en la vida sea entender dicha característica, pero no puedo ser indiferente frente a tanto suceso que sale de mis parámetros de predicción. No entiendo porqué carajo la melatonina trabaja tan mal en mi cuerpo, en-mi-cuerpo que tanto le gusta estar en movimiento y que se ve considerablemente limitado por el patrón de sueño que sigo cotidianamente. No entiendo por qué carajo la insulina se porta tan mal (tomando en cuenta que a lo largo de mis años he intentado llevar una vida parcialmente sana) y no me deja comer libremente esos riquísimos pasteles de ricota con frambuesa y beber café con miel. No entiendo por qué justo-justo ahora, que estaba con la motivación en su máximo esplendor, mi trotadora se taimó y no quiere funcionar. Y no entiendo porqué diablos ahora que leí todo el material de Éstetica y nada de lingüistica, me percato que el orden de la pruebas es inverso al que yo pensé. Sí, erré. Y no entiendo porque mis manos son tan torpes y arrojan al suelo todo lo que tocan, en menos de treinta minutos boté tres cosas de valor, que por lo demás, no eran mías. Hay tantas cosas que no entiendo, como ahora, cuando son las dos a eme y teniendo en mano la "Gramática de Chomsky" y el destacador, me parece mucho más atractivo leer el libro que me regalaste.