miércoles, 24 de noviembre de 2010




(A veces pienso que la jornada escolar completa sólo se instauró para que nos acostumbráramos desde jóvenes a estar 8 horas cumpliendo con nuestras labores, subordinados, con el tiempo justo para almorzar y encerrados sin argumento lógico de tal extensión horaria. Hastiados a tal punto, que lleguemos a la casa a distraernos con cualquier estupidez que no exija desgaste mental.)