viernes, 15 de abril de 2011

Mi banderá será la sonrisa de tus labios al momento de besarte por penúltima vez en vida y por última vez en muerte. Me quedo con la felicidad que construimos, con las gracias que me diste por devolverle la alegría a tu vida. Me quedo con aquella escena en la que me pedías que jamás te dejara, porque te prometí que jamás lo haría y lo cumpliré. Vivirás en mi siempre, porque la muerte no es capaz de disolver un amor, menos como el de nosotros.

Mi bandera es tu felicidad, sé lo felices que fuimos. Alguna vez me lo dijiste, si morías mañana, te morías feliz y más feliz me hace saber que yo fui parte de ello.
Me quedo con las infinitas gracias que me diste una y mil veces por haber aparecido en tu vida y hacerte tan feliz, sin conocer jamás una pelea, como tu mismo me dijiste, tan feliz como jamás imaginaste que podías estar.
Me quedo contigo, con lo mejor, con todo lo bueno.

Me quedaré sólo con lo bueno y haré vista gorda con ciertas actitudes que realmente dan lástima. Lo hago sólo por ti amor, por qué sé lo que me dirías en este tipo de situaciones y sé la risa que te debe estar dando en donde quiera que estés.