miércoles, 5 de noviembre de 2008

Nostalgia


Ella tomó la usual copa de vino, la acarició más de costumbre. De coincidencia, o quizás necesidad, él hizo lo mismo. El ardiente vino logró unir las pasiones olvidadas, las que ya no eran deseadas. Con los labios húmedos y la entrepierna mucho más relajada, el alcohol comenzó a provocar reacciones en aquellos cuerpos tan faltos de cariño, de nostalgia, de amor. No era que no estaba, era que olvidaron que existía. La vida fue mucho más rápida que aquel amor que alguna vez fue la razón de olvidar la copa de vino en la mesa y sólo ser parte del mar de besos y caricias que acelaraban el secundero cada noche. El amor... lo hicieron muchas veces, tantas, que fue la rutina por excelencia, la falsa satisfacción de creer que así se cultivaba la relación, que de ella, quedaba poco. Y con el corazón más agitado que de costumbre, por fin se miraron, pero no con los ojos, sino... a los ojos, con el corazón sumergido en alcohol, uniendo sus cuerpos al compás de una mirada.