sábado, 21 de marzo de 2009

Prohibido olvidar.

Otra vez sentada frente a este frío papel, que no para de reprocharme mis constantes errores. Que si me siento mal, errada, complicada o en cualquier situación que motive a un análisis de más de un día, es netamente culpa mía. Lo sé, pero renuncio al papel de víctima, renuncio al papel secundario y renuncio a rol pasivo. Que si bien la historia la estoy escribiendo otra vez con la mano izquierda, nunca es tarde para tomar la historia por la derecha y escribirla cuantas veces quiera y de la forma más pulcra. Y si por enésima vez me tengo que perdonar lo haré sin retraimiento alguno, reconociendo el error como experiencia y no como martirio. Por que esta vez, el error es el pie de inicio a un nuevo capítulo, lejos de astillas y puntos suspensivos. Lejos de silencios ruidosos y caricias estratégicas. Me perdono y no te escucho, y no te miro, nunca más. No eres digno de una mirada sincera, ni de un abrazo veraz. Me escucho y vuelvo a empezar, de la mano de la experiencia, esta vez no la omitiré porque aprendí que quienes olvidan la experiencia están condenados a repetirla. Y si bien el error sigue ahí, esta vez será sin mí.



Es hora de cambiar...
TODO.