domingo, 29 de marzo de 2009

4:17 AM

El panorama se vuelve cada vez más acorde con la temporada. Frías hojas, quebradizas, que caen sin un mayor esfuerzo para conservar un segundo más de vida. Resignadas al destino de ser observadas sólo al momento de morir. Entregadas a nostálgicos recuerdos vanos, que sin querer tienen más vida que la propia historia. Que más pueden acotar mis ojos soñadores, testigos de un destino silenciosamente muerto. Silencio... como suelen ser las agonías.

martes, 24 de marzo de 2009

(...)

sábado, 21 de marzo de 2009

Prohibido olvidar.

Otra vez sentada frente a este frío papel, que no para de reprocharme mis constantes errores. Que si me siento mal, errada, complicada o en cualquier situación que motive a un análisis de más de un día, es netamente culpa mía. Lo sé, pero renuncio al papel de víctima, renuncio al papel secundario y renuncio a rol pasivo. Que si bien la historia la estoy escribiendo otra vez con la mano izquierda, nunca es tarde para tomar la historia por la derecha y escribirla cuantas veces quiera y de la forma más pulcra. Y si por enésima vez me tengo que perdonar lo haré sin retraimiento alguno, reconociendo el error como experiencia y no como martirio. Por que esta vez, el error es el pie de inicio a un nuevo capítulo, lejos de astillas y puntos suspensivos. Lejos de silencios ruidosos y caricias estratégicas. Me perdono y no te escucho, y no te miro, nunca más. No eres digno de una mirada sincera, ni de un abrazo veraz. Me escucho y vuelvo a empezar, de la mano de la experiencia, esta vez no la omitiré porque aprendí que quienes olvidan la experiencia están condenados a repetirla. Y si bien el error sigue ahí, esta vez será sin mí.



Es hora de cambiar...
TODO.

viernes, 20 de marzo de 2009

Run Run

Sacó papel y tinta,y un recuerdo quizás;
sin pena ni alegría,
sin gloria ni piedad,
sin rabia ni amargura,
sin hiel ni libertad...
(...)

jueves, 19 de marzo de 2009

(...)

De mandar todo lo más lejos posible. De detener el tiempo, de correr, de gritar. Correr descalza, sola, con el pelo al viento. Recostarme en el pasto, en el más lindo. Ganas de todo. De que la luna se apiadara de mis ojos cansados y me regalara la mejor estrella. De olvidar, de olvidarme. Ya se acabaron las ganas de soñar, las de creer y construir letras con un celofán, en mi arcoiris secreto. Ya no es secreto, todos lo saben, menos yo. Me olvidaron y los olvidé a todos. Así de simple, no me importan y no me importa si yo tampoco les importo. La redundancia me importa un carajo también. Y les puedo gritar, escupir a todos, y no me interesa hablar de sueños. Y puedo besarte y no darte mi corazón. Puedo hilar la historia cuantas veces quiera. Y más aún, dejar el capitulo a medias. Y odiar, y maldecir, y volver a escupir. Por que me sé la historia, escuché hasta los silencios, porque ESOS silencios, son los más ruidosos que puedan existir. Y te susurro lo poco que me importa. Lo poco que me duele y lo poco que recuerdo. Y pateo mil piedras, justo hoy, cuando todas se cruzaron en mi camino. Justo hoy, cuando mi seudo-rebeldía no sirve y mis mejillas vuelven a humedecerse, otra vez, antes la frustración de una actuación mal echa. Se humedecen, otra vez, delatándome frente a mi cruz.
Otra vez; no me resulta.

domingo, 15 de marzo de 2009

Podrías.

Por lo menos podrías venir, sentarte a tomar ese café, más amargo que de costumbre. Quizás comentarme un libro, una frase de alguna mala poesía que haya seducido a tus ojos, un tanto cansados. Mover una pieza, emitir imágenes, sonidos, movimiento. Crear. Podrías hacer presente tu espíritu seudo-revolucionario e hilar un nuevo capítulo. Acompañarme en esta noche nostálgica, amarga, como este café que no para de reflejar en su final, el comienzo de mi historia. Podrías ser partícipe de ella, podrías invitarme a participar de ella también. Podrías hacer tantas cosas que de cierta forma cambien el burdo panorama, en donde el café derramo su sinsabor en cada constelación de mi universo, reducido a una taza vacía, con las sobras de recuerdos rotos. Y tus ojos inquietos, incapaces de obviar lo paupérrimo. Incapaces de remecer la ilusión a la que alguna vez entregué mi decepción. La vida se transformó en la protagonista de mi historia, excluyéndome sin piedad alguna y resumiéndola a constantes puntos suspensivos, en los cuales un día me dormí.

jueves, 12 de marzo de 2009

Nada de nada.

Supongo que esto es algo similar a mi punto cero. Aquel, que no simboliza ni el comienzo, ni el final. Ni número positivo, ni negativo. Punto al cual se llega, cuando tus emociones por medio de un consenso, dan cuenta de la nada en la que estás. Si, nada, así de simple; todo y nada a la vez... ¿Demasiado amplio? Por supuesto, pero qué puedo hacer cuando estoy parada justo en este enorme escenario. Ese, en el que te sientes sola, y lo peor, es que sabes que realmente lo estás.

jueves, 5 de marzo de 2009

Una porquería.

Fuí víctima del típico lobo disfrazado de oveja. Si, tal y como lo relato. Evitemos aludir a referentes masculinos, ya que esta vez, el lobo fue la maldita televisión. Aquella maquinita venenosa, el opio del pueblo como dicen por ahí. Yo, en mi tarde de ocio (que últimamente, escasea) mientras hacía zapping apareció frente a mis ojos la cancioncita pegajosa del preuniversitario Pedro de Valdivia. Y con un banal sonrisita le digo a mi estimada colega : "Huy, que chori la canción". En ese instante hubo un quiebre, cuando recibí de respuesta que esa cancion que tan monona me parecía, para mi amiga, era una burla a los estudiantes de carreras como pedagogía, ya que perpetuan la tradición de que ciertas carreras tienen mucho más prestigio que otra. Más explícita no pudo haber sido. Eso era, por eso la cancioncita, los niños felices de entrar a universidades estatales a estudiar carreras como medicina, ingenería y derecho. Perfecto, la fórmula exacta para introducirnos el chip para seguir menospreciando a carreras tan mal vistas como lo estan siendo los profesores. Porque me lo dijieron, desde que decidí ser parte del cuerpo pedagógico de nuestro querido país: ¿Y profe? ¿Y el sueldo? ¿Y el stress? Etc, Etc Etc. Claro, y ahí viene el gran comercial del Pedro de Valdivia, que no vende un año de preparación a la P.S.U, sino que nos vende el set de felicidad, en donde ellos saben lo que quieres, entrar a estudiar esas carreras que aseguran tu exito ecónomico, aludiendo incluso, al éxito amoroso (como lo expone explícitamente en el comercial) para seguir mirando en menos carreras tan hermosas como la pedagogía*, que día tras día se ve menospreciada por este monopolio de prestigio, escondido a través de cancioncitas de baratas y signos pesos por doquier,
*Carrera que puede modificarse a gusto del lector.

lunes, 2 de marzo de 2009

Casi-Casi.

Un amigo hace casi un año, cuando estabamos en un lugar muy bonito y hacía mucho frío me dijo (en medio de mi tarde deprimida al máximo) : Ah Cecy, espera no más, en un año más te estarás riendo de esto. Y en mi cara de espanto sólo había deseperación, al sólo pensar que 365 días no eran suficientes para sanar el dolor que entonces padecía. Bueno. Falta un poco para que se cumpla el año y la nostalgia empapa cada rincón. A tal punto, que tuve que escribir en mi querido blog. Se cumplirá un año ya, desde ese entonces, en el cual se rompió algo más que una ilusión. Pero esta vez el recuerdo no es para culpar, reprochar o hacer sentir mal. Esta vez el recuerdo es para olvidar, para decir adiós, para sanar, para sentirse realmente aliviado. Para perdonar, pero sobre todas las cosas, para perdonarse. Para no dar más pasos en falso ni provocar acciones en base a resentimientos. Simplemente, para partir y dejar partir. Para cerrar los ojos y comenzar de nuevo. Simplemente... estar bién.