lunes, 15 de diciembre de 2008

Un par de gritos de más.

Claro, yo iba radiante de ver en vivo a una de mis cantantes favoritas, la Fran Valenzuela. Despues de esas típicas tardes de amigas, comiendo helados y vitrineando por ahí (cosa que hace muchísimo no hacía). Bueno, yo con esas sonrisa que me daba setencientas vueltas a la cara, caminaba tranquilamente por Baquedano, que obviamente, como día Domingo, estaba lleno. Ahí que acotar que es en éste lugar donde esta "el terminal" de buses que recogen a los pobres quilicuranos desesperados por abrodar estas caminas feas y viejas, conducidas con un chofer aún más viejo y feo. El escenario era caotico, mucha gente, un par de carabineros y los famosos hinchas del Colo - Colo. ¿Que hice yo, para merecer tal castigo? Partiendo por la base que mi contextura física denota una escases de años y mi cara de terror confirmaba mis ganas de escoderme por lo indefensa que me sentí en ése entonces. Después de abordar el añorado bus (con toda la gente luchando por subir, por no pagar y además ir sentado) Todo fue relativamente tranquila. Bueno, exceptuando a toda esa hinchada, que gritaba como condenados esas cancioncitas que yo sólo reprodusco en la universidad para mofarme de ellos, además de uno de ellos que se puso a pelear y todas esas conductas tan poco civilizadas que impedían que yo pudiera conciliar el sueño en aquel lugar idoneo para ello, como suelo hacerlo. Cuando logro entregarme a los brazos de Morfeo, ocurrió una de esas cosas que uno le cuenta a todo el mundo ahogado, entre la risa nerviosa y un colón realmente irritado frente a la escenita. Ya, está bien, uno como durmiente habitual de micros sabe que está esxpuesto a múltiples formas de quebrar el mágico sueño, pero de ahí, a despertar porque toda una micro va gritando como loca porque uno hinchas del equipo contrario le tiró un balaso a la micro, es otra cosa. Yo en mi afán de volver a la realidad, lo único que pude hacer, fue, seguir a toda el público, así que en menos de un segundo ya estaba en el suelo cubriendome de que algúna bala simpatica perforara mi cabeza. La escena era desesperante, todos gritaban, hablaban de la bala, una señora gritaba que iba con una guagua, mientras otros se acordaron hasta de la mamá del chofer. Y yo, ahí, aterrada, sin entender mucho y además en el suelo, semi-abrazada de una chiquilla que jamás había visto en mi vida, pero creo tenía esa cara de miedo tan particular, que andaba por ahí con la mía. Despues del bochorno, en el cual vi mi vida pasar en un segundo y de mi tristeza de pensar que no iba a alcanzar a cumplir mis 20 años; perpleja, bajé de la micro, tomé otra, llegué a mi casa, le conté a mi mamá y me senté a plasmar mi escena. Ahí quedó la felicidad de ver a la Fran Valenzuela, el rico helado que ahora sólo me hace sentir repulsión ya que los nervios están directamente ligados con mi estómago y toda esa tarde entrete. ¿La Fran Valenzuela habrá pensado, en sus pobres fans, expuesto a toda esa hinchada con una sed incontrolable de desastres? Bueno, yo tengo la solución, lo mejor para mi vida psicologica y además para alcanzar a cumplir mis anhelados 20 años, será enclaustrarme cada vez que estos personajes salgan a tomarse las calles, a fin de que mis oidos, sigan felices de escuchar los gritos de mis amigas cantando en un concierto no se atormenten escuchando a publico vuelto loco, cubriendose la cabeza por salvar su vida, al ritmo de las cancioncitas de estadio mientras yo estoy en el suelo pidiendo que todo pase lo más rápido posible.