lunes, 31 de mayo de 2010

Las cosas/situaciones/etc no son buenas, ni malas. Son necesarias o innecesarias, agradables o desagradables, nos hacen bien o nos dañan y en base a esos criterios deberíamos evaluar (nos) las cosas que nos rodean. Decir que algo es bueno o malo en realidad no dice nada, sólo se lleva al tarro de la culpa que pocas veces nos hace sacar juicios sin autoflagelarnos, o de lo contrario, sin lanzar un dardo. Nos hacen creen que sólo aprendemos si nos sangran las rodillas o dejamos solo al que le están sangrando. Todas las cosas son útiles en la medida en que las sepamos utilizar y sacar lo mejor de ello, sin hacer(nos) daño al entorno (aunque hay dolores inevitables) y sin utilizar recursos innecesarios como la mentira o tantos otros que sólo ayudan a que crezca maleza donde perfetamente podría haber una flor.