viernes, 10 de octubre de 2008

Algo más.


Y un triste beso, entre un quédate y nada más. Hace poco seguías conmigo, ahora, quizás con esos ojos perdidos pensando en que cosa, encendidos con un poco mas de alcohol en la sangre, que te agita, te exalta y en una de esas te vuelve más excentrico (más de lo que eres). Esos ojos de color, con más lagrimas de costumbre y mezclando tu verde con lo rojo del momento. Y se mezcla, el rojo, el verde, la frutración, la despedida, el alcohol en tu sangre, la nicotina en mi cuerpo, el adiós que quebró la ilusión de mirar al frente y no intoxicarse. La sensación de un olvido prematuro, un beso amargo. El perturbador malestar de no ser coherente, de no unir pensar y sentir, de no avanzar sin recordar lo que se quiere, ni olvidar lo que se debe. No hacer entender cuando sentiento hay de por medio, cuantos cambios involucra el proceso de entregar lo que se quiere, pero no se puede, que cuesta y se ahoga. Que va, que viene, se pierte y entre sollozos se olvida, por que no estás y eso pesa.