sábado, 11 de octubre de 2008

Una letra de arcilla.


No mires hacia atrás, no desistas, no lo ocultes, ni lo mires, aunque está en cada línea de tu mano desgastada, el trabajo muerto y pisoteado por el sudor de la injusticia. Y sangra, sangra, y lo seguirá haciendo. Pero no te escondas, que la lluvia no cese tu clamar de justicia. Vamos, un poco más, extiende el último segundo de la ilusión, aquel donde el resultado si es proporcional a tu esfuerzo. Donde el hambre no es el pan de cada día y los golpes no son el resultado de tu destrozada ingenuidad. Y si es necesario hace eterno este segundo a través de un cansado suspiro, hazlo, pero inmortalizalo y que sea el arma de lucha frente a cada cada lágrima seca.