miércoles, 29 de octubre de 2008

No.


No sabría decirlo, explicarlo, ni ambientarlo. El asco, la repulsión, la presión y las manos alteradas. LLegar al punto de las lágrimas secas, la mirada perdida y ese tan famoso nudo en la garganta. No lo explico, no sabría cómo, me perturba la idea inalcanzable de concretar todo mi sentir, de trasladar el tiempo, cambiar un par de cosas... me ahogo, más de la cuenta, mucho más de lo que debería y me asusto, y tiemblo, y sudo, y tengo frío, y, y, y... ¿Y que pasa? Pasa tanto... hasta que pasa, que tu mirada me envuelve, me disuelve y limpia toda la mierda que me arrodilla frente a la cruz de mis errores y mi inmadurez. No quiero esto, no lo quiero para mí, ni para tí, no para nosotros, no será... ¡esta vez no!