domingo, 5 de octubre de 2008

Y se va, como todo... se va.

Y tantas cosas, tantas canciones, tantos motivos, tantas vueltas y tantos mareos sin pies ni cabeza. Es una lástima, pero esta vez el tiempo no nos perdonará, las cosas son y serán, una lastima, una y mil lastimas, mientras la idea de tomarnos de la mano y correr a la mierda ya está muy lejos. Cuando los sueños se acabaron, las lágrimas se secaron y las heridas cicatrizaron. Los pies, las cabezas y los corazones se marcharon. Cuando la razón prima sobre el corazón, cuando fuiste un cobarde o un ser razonable, quien sabe, la acidez de la realidad termina pesando algún día. Pero se hizo tarde, el tren ya partió y con nuevos pasajeros, lejos de ser yo, lejos de tantas cosas. Lejos de las flores, condolencias y temores, lejos del nerviosismo, lejos de lo que alguna vez fuimos. Y renuncio, no se si de cobarde o de valiente, simplemente renuncio por que la vida es así, por que la vida me lo exige y el tiempo también, por que Dios no perdona y el diablo me espera, por que las flores mueren y sol esta muy lejos de volver a amar a la Luna, por que cambio el ritmo del caminar, por que el invierno llego, por que el sentimiento no es proporcional a los resultados, por que el único paso que daré hacia atrás será para darme impulso... por que está vez la realidad será mi alimento. Y renuncio, una y mil veces, aunque se apriete la garganta y sangre el olvido. Y aunque lluevan los aunque, los pero, los pudiese y hubieran, lo serían, las cosas son así, no se vive ni de sueños, ni ilusiones, las cosas son y serán una y mil veces. Y todas las horas que no conté, los sueños que no viví y los caminos que no recorrí, por que simplemente las utopías ya no están en los planes. La vida hace rato comenzó a caminar sin mi, y lejos de ser déspota, yo ya no la necesito.


Y que lanze la primera piedra mientras yo me río en su tumba.